Dar y recibir: El voluntariado como motor del cambio
"Yo no quería emigrar. Me vi obligada a dejar mi país", afirma Nancy. Su primer destino fue Zaragoza, pero después de vivir una situación laboral de abuso y recibir una oportunidad en Barcelona, decidió marchar y volver a empezar de cero. "Vine aquí porque una amiga de mi hermana buscaba a alguien que cuidara de su hija, y me ofrecía alojamiento a cambio de hacerlo", relata Nancy a la vez que confiesa que aunque no tenía ingresos ni una red de apoyo, lo primero que hizo al llegar a Barcelona fue buscar un lugar donde poder hacer voluntariado. "Me gusta ayudar aunque no tenga para mí porque me nutre y me llena", afirma.
"El primo de la chica que cuidaba conocía BarcelonActua y me enseñó la App. Vi la actividad de las cenas en la Llar del Raval y me apunté al momento", explica Nancy con una sonrisa genuina. En Venezuela, hasta que su situación se lo permitió, hizo voluntariado por cuenta propia repartiendo comida a las personas que estaban en situación de calle. Y ahora en Barcelona quería seguir haciéndolo. "Hago voluntariado de corazón", afirma Nancy. Para ella es la única manera de hacerlo.
Y así lo hizo. Empezó como voluntaria de las cenas de la Llar del Raval los martes. Y acabó asistiendo a todas las cenas y todos los desayunos de la semana, a la vez que preparando y repartiendo los lotes de alimentos. Se convirtió en una pieza fundamental de la Llar del Raval.
"En la Llar conocí a Montse, la voluntaria coordinadora del Círculo de Mujeres", explica con una sonrisa tímida. Montse le habló de todo el acompañamiento que se daba a las mujeres desde la Fundación y la invitó a ser parte de las Mujeres Del Mundo.
"Acababa de llegar a Barcelona, no tenía amigos y me sentía aislada. Por eso me animé a ir al Círculo de Mujeres", relata Nancy reconociendo que allí pudo conocer a gente nueva, pero también perspectivas y realidades distintas. "Ahora le hablo del círculo a todo el mundo y les cuento que cantamos, bailamos, nos expresamos y disfrutamos, a la vez que escuchamos, nos apoyamos y aprendemos muchísimo".
Participar en el Círculo de Mujeres le motivó a vincularse de lleno en el programa, empezando clases de catalán y un curso formativo para favorecer su búsqueda de trabajo. "A la vez, me reuní con el abogado del Itinerario Legal y Administrativo para saber cuál era la opción más favorable para mí, en un momento en que parecía imposible conseguir una cita para tramitar mi solicitud de asilo", explica Nancy.
Estuvo más de 1 año llamando día sí y día también sin conseguir que alguien descolgara el teléfono. "Fue fundamental para levantarme tener el acompañamiento de una terapeuta voluntaria de GRAAS. Todos los miércoles me guiaba, me escuchaba y me decía las palabras indicadas para controlar mi ansiedad y poder seguir con todo este proceso", relata Nancy con agradecimiento.
A día de hoy Nancy ya pudo conseguir la cita para solicitar su asilo, y está esperando la resolución. Y mientras lo cuenta, destaca que desde que empezó su camino en BAC cada persona le ha aportado algo para estar ahora aquí. "Cuando llegué no tenía nada. Estaba en un lugar, pero sin estarlo. Y ahora BAC es mi casa. Es mi familia, una familia llena de gente maravillosa que han estado al 100% cuando lo he necesitado y cuando no", comparte sonriendo con su mirada.
"En un futuro quiero estudiar derecho para seguir ayudando a otras personas, para construir", afirma, y reconoce que todavía tiene un largo camino por delante con todas las gestiones administrativas que no le permiten avanzar al ritmo que cualquiera desearía. Sin embargo, lo tiene bien claro. "Es lo que quiero. Ese es mi camino, y llegaré".