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Llars de acogida

“Decidí tomar este camino porque aquí puedo proyectar un futuro”, afirma Ibibi después de explicar que el día que cumplió los 18 años ya no pudo dormir en el centro de menores donde estaba y decidió venirse a Barcelona. Aquí no conocía nada ni nadie, pero confiaba en encontrar más oportunidades para él que las que tenía en su pueblo natal.

“Cuando llegué, me asignaron una trabajadora social que me informó de los albergues donde podía dormir y comer”, apunta Ibibi. Fue ella quien le habló de BarcelonActua. “Pude entrar en la BACstation y empezar de zero”, explica. Ahora, Ibibi tenía una casa, podía seguir estudiando idiomas, cursar formaciones y crear una nueva red social. “Tuve una referente que me apoyo muchísimo y me enseño muchas cosas de su cultura. Hasta me explico quién es La Moreneta”, remarca entre risas.

Ibibi admite que la BACstation le gustaba mucho y que por ello quería aprovechar todas las oportunidades que se le presentaban. Asimismo, asegura que pidió formar parte del programa de Llars de acollida porque estaba seguro de que si vivía con una familia de Barcelona podría seguir avanzando y podría conocer a gente nueva y de confianza. “Bueno, y por el cariño que me iban a dar también”, confiesa Ibibi con una sonrisa tímida.

No mucho después, la responsable del programa llamó a Ibibi. “Me dijo que ya tenían a una familia para mí y me puse muy contento”, explica Ibibi. También reconoce que estaba nervioso porque, aunque el primer encuentro con Lina y sus tres hijos había ido muy bien, quería asegurarse de respetar la cultura y las directrices de la familia para que todos estuvieran contentos con la convivencia.

Ibibi confiesa que el día que llegó sintió que todo iría bien. “Jugábamos, salíamos a pasear, cocinábamos comida catalana y marroquí, nos contábamos como nos había ido el día…”, explica. Se preocupaban los unos por los otros porque son una familia. “En casa de Lina vi que mis puertas se abrían poco a poco”, apunta con gratitud Ibibi. Y antes de cumplir los 6 meses con la familia, Ibibi encontró trabajo. “Justo después de conseguir renovar mi NIE, y gracias a todas las formaciones de cocina que hice a través de la Fundación y las practicas, me ofrecieron un trabajo”, afirma con orgullo. Eso significaba que podía empezar a buscar una habitación y emanciparse.

Narra con emoción como su familia de acogida celebro con orgullo su nueva posición como cocinero. “Son mi segunda familia, mi familia española, y cuando ellos están felices, yo estoy feliz también, y viceversa”, afirma a la vez que admite no tener palabras para agradecer todo lo que entre todos han hecho por él. “Cuando llegué no sabía si algo llegaría. Era un sueño, y ahora se ha hecho realidad”, confiesa Ibibi.

Ibibi